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Drew, un abogado que cobra seiscientos dólares la hora, vuelve a su despacho después de unas merecidas vacaciones cuando se encuentra a una okupa… Bueno, más bien a Emerie, una psicóloga a la que han estafado alquilándole el lujoso despacho de Drew a precio de ganga. Aunque el primer encuentro entre Drew y Emerie es un tanto extraño, él acaba apiadándose de Em, que ha perdido todos sus ahorros por culpa de la estafa y ahora no tiene de donde seguir trabajando, así que le ofrece quedarse con parte del despacho si a cambio sustituye a su secretaria durante unos meses.

Bienvenidos a otra reseña de Vi Keeland, algo que este mes ya se está convirtiendo en costumbre. ¿Qué le voy a hacer? Sus libros son tan adictivos que no puedo dejar de leerlos, aunque empiezo a notar que el cuerpo me pide ya otro tipo de lecturas para airearme un poco de tanta tensión. Antes de empezar quiero recordaros que ya tenéis las reseñas de Rivales, La invitación y Bossman, ambos libros de Vi Keeland, ya disponibles en el blog.

En primer lugar, me gustaría comentar que no es la primera vez que leo Egomaniac, puesto que en 2019 ya le di una oportunidad y se ve que pasó sin pena ni gloria por mi vida lectora. Como sé que os encanta el salseo, os dejo aquí la reseña que hice hace tropecientos años por si queréis comparar lo que me hizo sentir antes con lo que me ha provocado esta segunda vez… y también para que os riáis de mi yo bloguera de aquella época, por qué no. Sinceramente, no soy una persona a la que le guste demasiado releer libros, pues prefiero la novedad y no saber qué esperarme. Sin embargo, no recordaba absolutamente nada de Egomaniac, solo que no me había transmitido mucho y que me pareció muy superficial. Y, la verdad, no sé si en 2019 me leí otro libro o qué, porque no describiría este libro para nada como superficial.

Mientras que Drew es un abogado especializado en divorcios, de hecho, siempre representando a hombres, Emerie es psicóloga especializada en parejas. Es bastante gracioso, ¿verdad? Sobre todo si ambos tienen que compartir la misma oficina: mientras que una intenta unir parejas, el otro intenta separarlas de la mejor manera (o de la peor). Además, Drew se especializó en separaciones después de un divorcio algo traumático con su ex, Alexa. Y maldita Alexa… ya entenderéis por qué lo digo. Emerie no está divorciada, pero se ha mudado recientemente a Nueva York persiguiendo al hombre del que lleva enamorada tres años, aunque este no le hace caso y solo son grandes amigos.

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Sé que la portada grita “libro superficial”, pero no es así en absoluto. Sí, es verdad, entre los protagonistas hay muchísima física y tensión sexual desde el primer momento, pero no tarda en aparecer también la química y el amor. Aunque que la relación amorosa se desarrolle más rápido de lo que esperaba, eso no significa que sea un insta-love ni mucho menos, de hecho lo he sentido muy natural, muy real. En este tipo de libros los personajes siempre suelen tener miedo al compromiso hasta que uno de los dos cae, pero en este caso ninguno ha tenido miedo de demostrar lo que sentía por el otro, y eso me ha gustado mucho.

Sobre los personajes, la verdad es que tanto Emerie como Drew han conectado mucho conmigo, y el protagonismo de Beck, el hijo de Drew, le ha dado un toque distinto al libro y más profundidad. En La invitación ya os conté que creía que se había explotado muy poco el tema de la paternidad del protagonista, apenas se le daba importancia a su hija en la trama, pero en este libro las escenas en las que salía Beck me han parecido muy tiernas y han servido para que conectase más con los protagonistas. Y Roman, el mejor amigo de Drew, también me ha gustado mucho aunque saliese en pocos capítulos. Si existiese un libro protagonizado por él, sin duda alguna lo leería. 

Respecto al ritmo, me ha pasado al contrario que con las otras novelas de Keeland: suelen empezar muy fuerte, mantienen la tensión entre los protagonistas y luego se suavizan. En cambio, Egomaniac ha empezado muy floja para mi gusto, puesto que los primeros capítulos sólo despertaban indiferencia en mí, pero luego coge mucho ritmo y no te puedes despegar de sus páginas (otro libro que he leído en cuestión de dos días). Sin duda, el gran conflicto que se desarrolla hace que no puedas parar de leer, y que no tenga que ver directamente con la relación entre Emerie y Drew lo hace todavía más interesante porque no se centra únicamente en ellos hasta aburrirte. Y, no se lo digáis a nadie, pero puede que se me hayan escapado un par de lágrimas…

En conclusión, Egomaniac se ha convertido en uno de los libros que más me han gustado de Keeland, comparte podio con Rivales y con Bossman. Sin duda alguna, si buscáis un libro romántico que enganche, sin rodeos y en el que la trama no se centre al cien por cien en la relación, este es vuestro libro. Anda, no os dejéis llevar por la portada, Egomaniac es mucho más que un físico bonito. 

PUNTUACIÓN:
4.5/5

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5 comentarios

  1. ¡Hola! Tal y como hablas del libro se nota que has disfrutado de la lectura, me alegro mucho. Yo por ahora creo que lo dejaré pasar.
    Besos 🙂

  2. Hola, no he leído nada de la autora pero me llama la atención así que puede que me anime con esta novela.

    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

  3. Pues le tengo unas ganas tremendas desde hace tiempo así que gracias por la reseña.
    Besos

  4. No conocía el libro pero tampoco me llama demasiado la atención, ahora mismo tengo libros suficientes para dos vidas!! Jajajaj me alegra que lo hayas disfrutado 🙂

  5. Hola!
    Pues veo que te ha gustado un montón. Así que lo tendré en cuenta, ya que tengo ganas de leer a la autora y últimamente me están volviendo a gustar estos libros, jajaja.
    Y me alegro que en esta segunda relectura hayas encontrado una historia completamente diferente a como la habías percibido en un principio, jajaja.
    Un beso!

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